sábado, 13 de septiembre de 2014

Obsesiones

Las horas viajan lentamente al amparo de la noche, deteniendo su atención en mis ojos, tratando de descubrir qué es lo que pasa por mi mente, y lo que la pluma escribirá sobre el papel añejado. Son testigos privilegiadas de todas aquellas frases que han logrado sobrevivir al paso de los días, y de aquellas que se desvanecieron con el alba, y con los pensamientos de un nuevo día.

Viajan tan lento que me siento obligado a tomar una vez más la pluma y el papel, satisfaciendo su juguetona curiosidad, pendientes de mis noches como si leyeran la más interesante de las novelas de misterio y suspenso, presionando por conocer un nuevo capítulo de este trance prolongado.

Me presionan por escribir líneas que traten de reflejar esta guerra interna, como la más dramática de las películas bélicas. Pero la verdad es que terminan ayudándome a darle un final a las pequeñas historias, microcuentos y frases que quiero salvar del paso del tiempo, antes de que mueran a la sombra del olvido.

Y es que al tomar la pluma entintada siento como si todo lo que acumulo en mis pensamientos comenzara a salir de mí.

Sobre todo aquellos que quiero expulsar.

Pareciera que quedan satisfechas en su morbosidad, conformes de haber leído un nuevo capítulo de una vida ajena, en un libro que se ha extendido más de lo que presupuesté en un inicio.

Una incertidumbre que no había planificado escribir.

Una historia basada en obsesiones por terminar con aquel paréntesis que a ratos se hace incómodo, estando atrapado en un lodazal seco y abrasivo, capaz de cercenar espíritus si mantiene capturado a sus prisioneros el tiempo suficiente.

Una obsesión por transformar ese paréntesis en algo breve, que todo registro de aquello quede sólo plasmado en el papel, y no en mis recuerdos, antes de que termine convirtiéndome en una simple sombra de mí mismo anclada a un pasado lúgubre.

Y es que al final termino dando en el gusto a las ansiosas horas que esperan leer estas letras, antes de poder irme a dormir a la espera de un nuevo día y un nuevo capítulo. En realidad termino dándoles las gracias por venir a visitar mi morada y rogarme por algo de atención, algo de historias silenciosas.


Y es que dentro de este paréntesis de novela, pareciera ser que al escribir mis apagadas emociones en un papel, el tiempo pasa más rápido, y la tenaz memoria triste se diluye entre cada palabra desgastada.

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