jueves, 4 de diciembre de 2008

Condena




Recuerdo aquel último día, cuando se podían ver los adoquines de este angosto pasaje, y los rayones que los niños dejaban en ellos luego de alguna jornada de juegos inocentes y emocionantes mientras pasaba por la acera, retornando de alguna jornada de trabajo como todas las demás. Parecía ser que los niños no percibían a los adultos pasar mientras ellos jugaban, y uno sólo atinaba a mirarlos en su ritual de todos los días.

Recuerdo aquel primer día, cuando salí de mi hogar a la calle, y no vi a ningún niño jugando en la calle, y a ningún adulto pasando por la acera, sólo quedaban los rayados en los adoquines y alguna pelota olvidada sobre ellos. Sólo había desolación, polvo suspendido en el viento proveniente de todos los escombros de la calle. No sé porque no desperté mientras ocurrió todo, sólo pude ver en el cielo a lo lejos una figura alejándose rápidamente y supe que ocurrió. Desde aquel día, sólo soy yo el que aparece en la calle… no más niños jugando ni más adultos deambulando.

Trato de pensar en qué podría hacer ahora, quizá tratar de que este pasaje vuelva a poblarse de esa alegría, quizá tratando ingenuamente de disfrazarme de héroe anónimo. Luego… comenzó a caer la nieve, ya no habían tantos escombros ni aquel sofocante calor de verano, pero sí llegó el frío, y todo el pequeño esfuerzo que hice por lograr que el pasaje se poblara, rayar los adoquines con tizas de diferentes colores para atraer a los niños a que vuelvan a jugar, sacar los escombros de la acera para que los adultos volvieran a caminar, pero la nieve arruinó todo, el frío lo arruinó todo.

Avanzo más allá del pasaje, y el paisaje es idéntico, calles vacías y cubiertas con nieve, casas y edificios petrificados al extremo de parecer hechos de hielo, quebradizos y endebles, muchos destruidos… y mucho frío. No sé si alguna vez volveré a ver a algún niño jugando en la calle, o a algún adulto deambulando en estas aceras y adoquines.










Spectrvm es Vmbra


VMBRA DOMINUS

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