martes, 28 de julio de 2009

Almapetra

Hace ya varios minutos que la incertidumbre me dominaba al verme rodeado sólo de nieve, por un momento pensé que me había perdido en medio de este furioso y sorpresivo viento blanco, en realidad hace bastante tiempo que no ocurría uno así. Debo agradecerle a ese viejo árbol con forma de garfio que me esperaba para darme una buena noticia: estaba cerca de casa.

Cada vez que avanzo por aquellas pequeñas piedras que forman la entrada de mi casa recuerdo el día en que las empotré al suelo, una por una, como si fuese enterrando cada recuerdo del pasado, como si fueran cubriéndose lentamente de nieve invernal y eterna. Sin embargo temo algún día olvidar por qué estoy rodeado de este blanquecino paisaje. Trato de mantener a raya todas aquellas cosas que han hecho que tenga que usar abrigos muy gruesos y pasamontañas, tratando de que no me consuman durante todo el día y que también me recuerden que debo soportar el frío petrificante de estos lugares.

Cada vez que piso aquellas piedras siento como si pisoteara aquel pasado, como si quisiera darle poca importancia a todas aquellas ocasiones en las que me sentí derribado, derrumbado, abrumado o sobrepasado por algunas cosas. Siento que cada piedra es una frustración del pasado que pisoteo y dejo libre, y así logro mantener ese equilibrio tan frágil entre olvidar… pero tampoco no olvidar.

Cada vez que cae la nieve siento que dejo de lado todos aquellos recuerdos de cuando me sentía vulnerable, débil e incapaz de resistir los golpes de la vida. Siento como si quedaran sepultados bajo esa fría y eterna nieve. Recuerdos de aquellas veces en que lentamente aquellas heridas de mi alma cicatrizaban y se convertían en impenetrables cicatrices de piedra, que lentamente fueron convirtiéndome en alguien capaz de resistir cualquier ataque o intentona de doblegarme, de hacerme sentir vulnerable, incapaz de enfrentar lo que sea.

Probablemente ahora seré capaz de soportar cualquier intento de alguien de hacerme daño, de quebrar esta alma de piedra llena de cicatrices, que antes fue vulnerable y que ahora se ha endurecido a golpes.

Pero…

domingo, 5 de julio de 2009

en construcción... (?)


Recordando hacia atrás, mirando todo ya con algo más de calma desde una soledad tanto física como del pensamiento, aportada por un silencio que ayuda a concentrarse en sólo un objeto, un momento o un recuerdo.

Dualidad... A veces nos sorprendemos con sólo un objeto, momento o recuerdo, que a veces es capaz de sacarnos una sonrisa, pero que otras veces nos adentra en la más profunda de las tristezas, como si hubiese algo, algo que desconocemos, algo que no somos capaces de controlar, que a veces nos hace sentirnos alegres, y en otras nos hace sentirnos melancólicos. Quizá, en realidad no existe nada que nos ponga completamente alegres o completamente tristes...

Un pequeño vaso de licor a veces nos ayuda a exteriorizarnos (y vaya que lo hace) pero más allá de aquellas situaciones jocosas para algunos o vergonzosas para otros, quizá de vez en cuando nos sirve para poder plasmar a través de una pluma aquello que a veces no sabemos o no podemos sacar más allá de nuestra piel

Bueno... un vaso de licor ayuda a exteriorizarnos... pero hasta este momento he exteriorizado sólo cosas inconexas que parecieran apuntar a diferentes direcciones.

Dualidad...Recuerdos... en realidad hable de licor y ni siquiera he bebido una gota, bueno...en las últimas tres horas, aunque un mango sour no hace ningún efecto...

Ya, vuelvo a lo que me convoca... dualidad... recuerdos... había pensado en otra palabra... no, ahora me acordé... no era una palabra... eran dos.

Quizá aquellos recuerdos duales, u objetos o momentos duales, aquellos que a veces nos dan alegrías y en otras nos dan penas, nos hagan ver que la vida es como una montaña rusa, una montaña rusa que oscila entre las alegrías y las tristezas. Todas las montañas rusas oscilan, no hay ninguna que sea plana. Quizá eso signifique que nosotros somos ese carro de montaña que en algún momento estemos en lo más alto de una alegría y en otros momentos en lo más bajo de una tristeza.

Quizá hasta ahora he buscado estar en lo más alto de una montaña, pero no había riel que llegara tan alto

Espero que alguien entienda esta verborrea de tonteras...

vmbra