sábado, 2 de mayo de 2009

Aquello que Guardamos...


Por alguna razón siempre me ha gustado más el invierno que el verano… será porque soporto más el crudo frío del invierno que el insoportable calor del verano. Y será por alguna razón que prefiero los paisajes interiores que los costeros, quizá porque en las playas siempre hay mucha gente y no me gustan los tumultos (aunque estemos en invierno) o porque los paisajes interiores son más calmos que el mar.

Justo en este momento estoy sentado frente a un paisaje interior, en pleno invierno. No llueve, pero por lo menos hay algo de frío para abrigarse un poco. Es un día ideal, el primero en estos en que estoy acá, para dejar que nuestras mentes puedan dejar fluir todas aquellas cosas y pensamientos que necesitamos dejar ir.

De vez en cuando es necesario dejar ir algunos pensamientos, en especial aquellos que nos ahogan. Resulta peor si hacemos como si no existieran, pues tarde o temprano se apoderarán de nosotros. Y a veces necesitamos un apoyo para hacerlo, como ocurre en este momento…

Ella se sentó en aquella roca, cercana a la en que estaba sentada yo. Al parecer tenía mucho frío por toda la ropa que llevaba puesta, desde guantes hasta botas, y un gorro.

- ¿En qué piensas?- me preguntó mientras yo miraba al fondo del paisaje, donde un estratovolcán emergía como un dios que dominara estas tierras, imponiéndose soberbio y majestuoso sobre el verde paisaje.
- No pude dormir en toda la noche- dije con voz fatigada.

Ella mostró un rostro de preocupación, pero sin dejar de tener siempre ese aire de amabilidad y de atención.

- ¿Por qué? ¿Te sentías mal?
- No… tuve una pesadilla… y después no pude seguir durmiendo.

Ella se levantó de donde estaba sentada, para sentarse al lado mío y capear en algo el frío que sentía.

- Debió ser muy horrible, para que no pudieras seguir durmiendo… -

Se detuvo para ver mi rostro de agobio… Vaciló algo antes de volver a hablar.

- ¿Tuvo que ver… con lo que haces? – dijo con algo de vacilación.

Por alguna razón siempre parecía saber lo que estaba pensando o viviendo. Aquella pregunta, aún así, me sorprendió. De cierto modo, sentí que era necesario revelar aquella tribulación.

- … Fue algo que ocurrió hace varios años ya, cuando recién había entrado a la organización… llevaba un par de meses desde que había salido de la academia y tuve que estar en una situación difícil…

Trataba de mantenerme calmo, no era algo que hablara frecuentemente, para evitar esa cascada de emociones que iban ligadas a aquel recuerdo.

- Estábamos rodeando un restaurante… donde habían tomado muchos rehenes. Me había tocado estar en el grupo que iba a entrar al rescate…
- … ¿Y que ocurrió allí?

Demoré el seguir con mi relato.

- Yo era el que estaba al frente, y el resto estaba detrás de mí. siguiéndome…

Aquellas emociones que quería evitar comenzaba a aflorar por todos lados.

- … Y, cuando entramos, los secuestradores se habían ido… - en aquel momento no pude seguir, ya sentía un enorme nudo en la garganta. Ella puso su mano sobre mi hombro, ayudándome a descansar algo. - … cuando entramos… todos los rehenes estaban quemándose vivos, los secuestradores habían huido y les habian prendido fuego.

Ella miraba con espanto mientras oía mi relato. Yo apenas continuaba mi relato.

- … Hasta hoy recuerdo sus gritos de dolor, de espanto. Podía ver como sus ropas se iban calcinando lentamente, como sus rostros de horror se iban cubriendo con el fuego…

Me costaba hablar, mis energías estaban más puestas en tratar de mantenerme calmado y con la mente despejada, pero en esos momentos me era muy difícil. Creo que era la primera vez que hablaba de esto con alguien…

- Nunca te había visto así… - dijo tratando de entender lo que sentía- siempre te veo distante, fuerte, como si nada te afectara – me decía mientras me ayudaba a tratar de calmarme – mejor no sigas contando todo eso, no te hace bien… - me decía.

Hace mucho tiempo que no hablaba así, con sinceridad. Creo que de vez en cuando es necesario dejar salir algunas cosas antes de que ellas no lo dejen salir a uno... Pero aún así.

- A veces me gustaría no haber elegido entrar a eso… las cosas que he vivido ahí, las cosas que he tenido que hacer… todas esas cosas. No sé si algún día sea capaz de resistir todo eso. Mejor hubiese elegido algo menos difícil, pero ya el tiempo no puede retrocederse, por más que a veces lo desee con toda mi fuerza.

Ella tomó mi mano, creo que con la intención de aliviar en algo mi agobio… y en algo lo hacía.

- Quizá ya no debas pensar en haber elegido otra cosa, porque ahí más angustia sentirás. Creo que, aún así, deberías hacer más seguido esto de dejar salir aquello que te persigue… porque reprimir todo aquello tarde o temprano te hará mucho daño

De alguna forma, siempre tomaba muy en cuenta sus palabras. Ella parecía poseer una sabiduría especial, la única que quizá podía ayudarme en algo. A pesar de que en algún momento había pensado lo mismo, cuando ella lo dijo pareció cobrar más fuerza.

- Lo sé… pero - dije para poder seguir de inmediato- …

No pude seguir, tuve que detenerme de nuevo para poder tranquilizarme.

- Toma todo el tiempo que necesites- decía comprendiéndome.

Le hice caso, y me tomé todo el tiempo necesario

- … Yo también he hecho cosas horribles… he matado a muchas personas, torturado a mucha más. He hecho sufrir a mucha gente con cosas indecibles, cosas muy siniestras… sé que eran personas malas, pero a veces no se sí eso pueda justificar todas las atrocidades que he cometido., todo el dolor que he causado. Además, muchos compañeros han perdido la vida en esto haciendo lo mismo.

Ella pareció agachar la cabeza un rato, pero después volvió a erguirla con una mirada especial. Pasó su mano sobre mi frente para arreglar mi pelo, en todo este rato lo había despeinado varias veces por la angustia.

- Has hecho muchas cosas. Matado, torturado, todas esas cosas horribles, y has visto morir a tus compañeros. Son cosas horribles, pero no las has hecho porque así lo quisiste o porque lo disfrutabas haciendo…

Sus palabras de alguna forma consolaban mi desazón. Esperaba que fuera algo más dura, pero su suavidad a ratos me sorprendía.

- … Todas aquellas cosas las hiciste porque no tenías otra opción. Tu trabajo consiste en salvar vidas… y a veces para lograr eso, debes hacer esas cosas. Piensa en qué hubiese pasado si no hubieses hecho todo lo que hiciste.

Durante algunos segundos lo pensé. Y de verdad que no había hecho eso antes, no había pensado en lo distintas que serían las cosas.

- Si no hubieses hecho esas cosas, quizá mucha más gente estaría sufriendo ahora.
- Lo sé… se que quizá las cosas serían distintas… pero para mí.

Seguí unos segundos después.

- Para hacer esto, debí renunciar a todas las cosas que una persona normal tiene. A socializar, a formar vínculos, relaciones afectivas, todo eso, porque no sólo ponía en peligro las misiones, sino que a todas aquellas personas con las que me relacionaría. No sé qué hay que ser para estar dispuesto a renunciar a todo eso.

Ella pensó durante unos segundos.

- Me imagino que sería muy duro renunciar a todo eso, yo no sería capaz de soportarlo… pero las personas, este mundo, necesita de gente que pueda cuidarlos de gente mala. Yo no hubiese podido, pero tú hasta ahora lo has logrado. Gracias a ti mucha gente se ha salvado de muchas cosas. Ojala que no hubiese gente mala, pero por desgracia la hay, y la gente necesita que las protejan de eso… y tú has protegido a la gente todo el tiempo. Quizá renunciaste a todo lo otro, pero gracias a ti, gracias a la gente que es como tú, el resto de las personas puede disfrutar de todo aquello- dijo mientras apoyaba su cabeza en mi hombro.

Sentí algo más de alivio en aquel momento.

- Si no existiese gente que se dedica a lo que tú haces… quizá hoy no estaríamos juntos hablando aquí- dijo de improviso.
- ¿Cómo?- quedé sorprendido con esa declaración.
- Hace algunos años yo estuve cerca de donde unos sujetos iban a hacer algo malo. Pero antes de que lo hicieran, los pudieron detener, y gracias a eso nadie salió lastimado. Después supe que iban a hacer estallar unas bombas con clavos en el centro de la ciudad
- ¿De verdad estuviste ahí?- pregunté sorprendido.
- Sí, quizá si ellos hubieran detonado sus bombas, hoy no estaría aquí… ¿Acaso tú lograste impedir eso?

Mi mente comenzó a escudriñar entre los recuerdos.

- Yo obtuve la información de ese ataque- dije sorprendido.
- ¿Ves?- dijo alegremente- me salvaste la vida. Gracias a ti estamos hablando hoy de todo eso- dijo mientras me abrazaba.

Una suave pero fuerte sonrisa apareció en mi rostro, como no lo hacía hace mucho tiempo. Por primera vez en mucho tiempo pude darme cuenta de que a veces estamos obligados a hacer cosas malas para ayudar a otras personas.

- Gracias- le dije, respondiendo a su abrazo, y con una pequeña lágrima aflorando.




... Vmbra...