domingo, 12 de octubre de 2008

Memorias en la ventana...


(extracto... ?)


- Aquí tienes tu café, disfrútalo.

Quizá la amabilidad de su rostro es lo único que da luz en un día tan gris como este, y como muchos en esta época de grises nubes y de pesadas gotas. Quizá la dulzura de su voz, más que el azúcar del café, es lo único que da calor en días en los que hace frío, y donde hasta el más pequeño haz de calidez ayuda a resistir un poco aquella gelidez del aire. Trato de mantener en mi mente el mayor tiempo posible aquel recuerdo, no quiero sentir más frío del que siento en este momento, me basta con la lluvia y con esas grises nubes.

Le digo gracias, tratando de emular la suavidad de su voz, pero los años han pasado y han hecho su trabajo. A pesar de que siempre supe que llegaría a esto, creo que valió la pena, no estaría despertando en un día como hoy, aunque el frío es insoportable, pero ya llegarán los días de sol; no estaría leyendo el periódico en el que aparece el último triunfo de mi equipo favorito, como tampoco viendo como renunció ayer el ministro de hacienda, y mucho menos no estaría en este momento tratando de emular aquella voz llena de ternura.

Lentamente ella se aleja y deja la bandeja encima del mesón, entrando por una puerta hacia un pasillo que no distingo bien. Es otro efecto de todos estos años, ya no tengo la misma vista que antes, me cuesta ver los objetos que están cerca y debo alejar un poco el diario para enfocarlo bien. Al menos pude ver su apacible rostro.

Le doy el primer sorbo a mi café mientras dejo de lado por unos momentos mi diario, y miro por la ventana. La lluvia es cada vez más intensa y las nubes son cada vez más negras… pareciera que es de noche cuando recién son las nueve de la mañana. En la esquina hay un pequeño niño vendiendo diarios, el mío se lo compré a él. Siempre está en el mismo lugar, quizá nunca ha ido al colegio o hace tiempo que no va… me pregunto dónde estarán sus padres.

Le doy otro sorbo a mi café, y me doy cuenta que aquella mujer nuevamente está pasando por la esquina… por alguna razón ella siempre sobresale del resto de los peatones, quizá serán sus aretes brillantes, o su forma de caminar tan delicada. Es extraño, cuando atraviesa la calle y pasa junto a la ventana, no puedo evitar ver sus ojos, su mirada… es como si con sólo notar su mirada supiera toda su vida… sus alegrías, sus penas, sus momentos gratos y difíciles. Su mirada, a pesar de reflejar muchas cosas, lo que más muestra es paz, a pesar de lo intensa que es, muestra una paz que denota que ha vivido una gran vida, sin mayores sufrimientos… a pesar de los que todos tenemos que vivir. Me pongo en la otra situación… cómo sería su mirada si mi vida hubiese sido totalmente distinta, si todos estos años no los hubiese dedicado a todo lo que he hecho… quizá su mirada sería apagada y siempre mirando al suelo mientras se sacude el polvo de su cabello… Ha pasado, y ya no puedo verla hacia atrás.

Le doy un nuevo sorbo al café. Sigo mirando por la ventana, pero ya no presto atención… imaginar todo eso me ha vuelto a pensar en todos estos años. Por un momento vuelvo a poner atención en lo que hay en la calle, veo a un niño con sus padres… él se me hace conocido… es un antiguo compañero de colegio, se ve más avejentado que yo… y ella… ahora lo recuerdo, es la misma mujer con la que estaba en aquella época, hace mucho tiempo que no conocía a una pareja que durara tanto tiempo.

Los tres se alejan. Cuando ya mis ojos no los pueden ver, vuelvo a concentrarme en lo que pensaba. A veces me pregunto que hubiese pasado si hubiese elegido vivir de otra forma… quizá estaría como mi antiguo compañero de colegio, con una familia, esposa e hijos. Quizá si hubiese elegido ese camino no hubiese podido disfrutarlo mucho tiempo… al menos no hubiese podido encargarme yo de lograr disfrutarlo mucho tiempo; ni yo, ni nadie. Quizá no elegí esa vida, pero si logré que aquellos que la eligieron pudieran disfrutarla por siempre, creo que eso me ha reconfortado durante todos estos años, y me ha mantenido lejos de tener que agarrar mi arma y volarme la cabeza en el baño de mi departamento, o en algún puente; aunque a veces me asaltan sentimientos de soledad que son desesperantes, pero que se diluyen cuando vuelvo a pensar en todo lo que he protegido todo este tiempo.

Ella se acerca a mi mesa nuevamente y me pregunta algo que no me esperaba:

- ¿Deseas más café? – volvió a decirme con su dulce voz.

Me sorprendí. Cuando me di cuenta, ya me había tomado todo el café, es que estar pensando todo este rato y estar mirando por la ventana me desconcentró del café y del diario. Aún Así…

- Vaya ¿Cómo supiste que había terminado el café? – le pregunté nuevamente tratando de emular su voz, sin éxito.

Ella sonrió.

- Pasé muchas veces al lado tuyo mientras mirabas por la ventana, pero parece que no te diste cuenta- dijo con suavidad y aguantando las ganas de reir.
- Aaah, disculpa, es que estaba algo desconcentrado – decía mientras mi celular comenzaba a sonar- lo tomé y contesté.

Después de colgar sabía que responderle.

- gracias por ofrecerme más café, pero ahora debo irme a trabajar. Mañana volveré acá, como siempre.
- Pues tendré listo tu café, para que puedas seguir mirando por la ventana- decía ella, con una suavidad que parecía música.
- Muchas gracias, así da gusto venir acá- le respondí mientras pagaba la cuenta y me despedía de ella.

Salí de la cafetería y abrí mi paraguas, la lluvia no cesaba. Mientras algunas gotas caían sobre mi cabello, me volvían a la mente todos estos años. Quizá si no hubiera elegido esto, aquel niño no estaría vendiendo diarios, aquella mujer no pasaría radiante todos los días por esta esquina, mi antiguo compañero no habría formado una familia… y yo no estaría todos los días viniendo a esta cafetería, antes de ir a mi trabajo.





... spectrvm ex vmbra...

VMBRA DOMINVS